miércoles, 25 de marzo de 2015

Ll u via

La lluvia saca esa melancolía tan característica que hay en mí hacia el público.
Me sale la poesía que llevo y siempre he escondido.

Cuando llueve y hay tristeza, es una puerta hacia un sinfín de emociones que acostumbro a mantener bloqueadas.

Algo más iba acá, pero estoy viendo Harry Potter y justo está el beso con la golfa de la Cho.

Prosigo

Cuando uno tiene una tristeza muy fuerte y profunda y además se pone a llover afuera es como medio abrumador, onda, tu tristeza utiliza este medio para arrancarse porque de por sí -por más alegría que te traiga la sensación de oír la lluvia, de saber que está lloviendo y demases-, es una situación que te asfixia en melancolía.

Amo la lluvia, me fascina. Lo que no me gusta es que cuando no estoy triste la lluvia me arrastra a momentos de tristeza que algún día he vivido y algunas cosas, efectivamente consiguen entristecerme mucho.
Y si pasa eso sin estar triste, cuando estoy triste, todo es peor. Como que, todas las emociones que intento bloquear siempre comienzan a flotar, chocando entre sí, amontonándose e hinchándose, aumentando su volumen y dejando la cagada en el lugar en el que esté.

Ahora mismo, oigo las pequeñas gotas caer sobre el piso y los árboles moverse lentamente con el baile del viento entre sus hojas y me doy cuenta, que no importa lo mucho que intente distraerme o lo mucho que intente negarlo (Cosa que jamás hago); estoy triste.

Estoy intensa y profundamente triste y no hay remedio.

Es esa tristeza del alma que jamás va a abandonarte, que si te deja es por ratos y que si se calla es porque conseguiste ahogarla en algo.
Yo soy de esos que creen que hay personas que nacen tristes y que mueren tristes, teniendo pequeños espacios de felicidad a lo largo de sus vidas, siendo estos efímeros pero intensos. Sin importar toda la mierda que haya pasado después, esos recuerdos, esos momentos felices siguen ahí y seguirán por siempre.

Quizás eso me mantiene con vida, porque pese a decepciones infinias que he tenido también han habido recuerdos preciosos que probablemente atesoraré por siempre junto a mí.

Perdí el hilo, no me importa.Siempre me voy por las ramas.
Mañana acaba mi primera semana universitaria y me duelen los ojos.

domingo, 15 de marzo de 2015

x

Hace rato, más bien, desde que decidí dejar de beber sola como "terapia de recuperación" que tengo gans de hacer una hueá así
Porque me cnozco

Ahora mismo, va media boella de vodka cranberry. Y estoy feliz, porque puta que me gusta estar en este estado. Ahora mismo, intenté tomar y se me cayó un pequeñito chorro en la almohada por mal cálculo.
No estoy sola. O sea, mi acompañante duerme profundamente pero heme aquí. No hay sueño, hasta al menos dos horas más.

Me hace feliz este estado y es terrible, porque la única felicidad que sentí por meses fue gracias mi amado vodka. Hubieron más cosas, pero el vodka fue mi más grande amigo. Quizás la cerveza también, pero principalmente el amigo papa.

La verdad es que no me importa lo que la gente que lea mi blog diga porque a decir verdad dudo que alguien lea esta hueá. Pero más allá, este es mi lugar para descargarme. Es como ese lugar en el que vengo a dejar fragmentos de mí que son compartibles con el mundo.
Me cosquillean las manos, a cado rato miro para afuera porque los imbéciles de is vecinos ienen la música más fuerte que la cresta y espero con ansias que el inútil del conserje les vaya a decir algo.

En esta etrada soy más yo porque simplemente estoy borracho.



No la publiqué y se me quedó la pestaña abierta cuando me quedé raja.
Me duele la cabeza.

sábado, 7 de marzo de 2015

10

Qué terrible estar tan triste que esa misma tristeza te duele.
Es una tristeza profunda y agresiva, es una tristeza que te pasa del vacío a las lágrimas en segundos.

De esas tristezas que no se van aunque las ignores, de esas tristezas que te agarran para no soltarte.
Esas tristezas que buscan el más mínimo factor a su favor para destruírte un poco más de lo que ya estás, que te drenan toda alegría y felicidad de la vida.

Terrible es tener de esas tristezas.
Pero más terrible es perder ante ella.