viernes, 24 de octubre de 2014


No acostumbro a analizarme a mí misma o hacer retrospecciones y arme algún tipo de feedback a mí misma. Porque nunca funciona, sólo genera un puto caos en mi cerebro.
Como el de ahora.
No ha sido un buen día ni mucho menos una buena semana: Las enfermedades y yo simplemente no nos llevamos.

Y hace un par de horas simplemente comencé a pensar en la cantidad de personas que han pasado por mi vida desde que empecé a socializar, como a los 11 años. Mi única conclusión fue: una mierda.
Muchas personas diciendo siempre, llenándose la boca de "siempre estaré ahí para ti" y basuras como esa que por supuesto jamás fueron ciertas ni tuvieron duración alguna. Después están estas personas que jamás te dijeron nada pero aún así te apoyaron, con la única diferencia de que lo hicieron sólo cuando se les dio la puta gana. Yo creo que así las cosas no pueden ir, es decir, ¿Quién mierda quiere un amigo que te busca y te ayuda sólo cuando le conviene? Nadie. Esa es la respuesta, nadie.
Y el tiempo no hizo más que endurecerme y acorazarme, nadie quiere seguir siendo dañado en su vida y creo que nadie lo merece a ser sincera, pero simplemente pasa y ya. Gracias a esa coraza me volví más selectiva, aunque varias veces bajé la guardia con personas que simplemente llegaron y se instalaron en mi vida y que sólo con una mirada sabían lo que tenían que hacer y ni un pio era necesario. Personas que llegan sin darte cuenta y que ni en pedo se van.

El único problema que cuando eres selectiva, terminas sufriendo de más daños que cuando no lo eres. Te vuelves un desconfiado y cuando comienzas a querer a alguien es porque crees que jamás te harán daño ni te harán sufrir o te sacarán que sea una mínima lágrima del ojo y te equivocas. Te equivocas porque el cariño crece más rápido que la confianza y cuando te ves herido tu cerebro se focaliza en repetir una y otra vez las escenas bonitas que viviste con la persona que te acaba de hacer mierda y que te acaba de destruír el corazón. Es una mierda, todo es una mierda.
Cuando me preguntan mi opinión sobre muchos temas prefiero simplemetne callar porque no tengo nada más que decir que mierda. Mierda a la gente, mierda al mundo, mierda a la vida, en fin. Vivo la adolescencia como mierda me corresponda y aunque no me guste es lo que hay, no es tiempo de cambiarlo y es algo que les pasa a todos.
¿O no?
Odio a la gente, odio a los humanos, odio SER humana y odio sentir como un humano. Y por eso quizás odio un poco a mis amigos, porque por más que los quiera no dejo de odiarlos por hacerme sentir. Me da asco tener sentimientos y ni me doy cuenta cuando los siento realmente.
Y eso... eso si que es una mierda.

-M.